Preguntas frecuentes

Los juanetes (hallux valgus) son una deformidad del pie en la que el dedo gordo se desvía hacia los demás dedos, formando un bulto característico en el lado del pie. Es una de las deformidades del pie más frecuentes.

Entre las causas principales se incluyen: predisposición genética, uso de calzado inadecuado (especialmente estrecho o de tacón alto), pies planos, sobrepeso, lesiones en el pie y algunas enfermedades reumáticas.

En etapas iniciales, el uso de calzado adecuado, ejercicios, separadores de dedos y fisioterapia puede ayudar a aliviar molestias y a ralentizar la progresión. La corrección completa de casos avanzados suele requerir intervención quirúrgica.

Se valora cuando el dolor dificulta la vida diaria, la deformidad es muy avanzada, el tratamiento conservador no ayuda, aparecen complicaciones o hay una limitación importante de la movilidad.

El tiempo de recuperación depende del tipo de procedimiento. A menudo, la carga completa del pie es posible tras 6–8 semanas y el retorno a la actividad plena tras 3–6 meses. Es fundamental seguir las indicaciones médicas.

Se recomiendan zapatos con puntera ancha, tacón bajo (2–3 cm), buena amortiguación y soporte del arco. Evita calzado estrecho, en punta y tacones altos. La longitud del zapato debe ser adecuada.

Sí, puede existir predisposición hereditaria. Si hay casos en la familia, conviene prestar especial atención a la prevención y a elegir un calzado adecuado.

Resultan útiles: estiramiento del dedo gordo, ejercicios con toalla, caminar de puntillas y sobre los talones, rotaciones de pies, uso de separadores de dedos y masaje con pelota. La regularidad es importante.

Existe riesgo de recurrencia, especialmente si no se siguen las pautas postoperatorias o se vuelve a usar calzado inadecuado. La prevención a largo plazo es clave.

Pueden modificar la marcha, causar dolor, afectar el equilibrio y provocar molestias en otras zonas (rodillas, caderas, columna) por cambios compensatorios en la postura.

Sí, pueden presentarse en niños, a menudo por predisposición genética o pies planos. El diagnóstico precoz y el manejo adecuado son especialmente importantes en la infancia.

Una alimentación saludable ayuda a mantener un peso adecuado (reduciendo la carga sobre los pies) y puede contribuir a disminuir la inflamación. Son interesantes los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 y antioxidantes.